Unos días por Lisboa me han bastado para darme cuenta de lo injusto que soy a veces con los turistas que vienen a Barcelona...

( Torre de Belém - fortificación militar al lado del tajo )
He estado haciendo el " guiri " de mala manera, con todas sus consecuencias, rojo cangrejo en solo un día, tirando a tomate, perdido como un pez en lo alto de una montaña, preguntando y chapurreando portugués como si fuera medio gili...
( No tienen muy buena pinta, pero estaban que te cagas...)
La primera impresión es que la gentes son muy amables y el idioma es precioso, con unos acentos cálidos y una sonoridad preciosa, la segunda es que habían tantos turistas como en mi ciudad, o mas.
Las aceras son guapisimas, de adoquinado formando mosaicos, por toda la ciudad, super limpia, ya que en cada esquina hay bocas de agua, como las que utilizan los bomberos, con las que regaban cada noche los barrenderos, piensa que en Lisboa hay mucha agua, está el tajo que desemboca con el mar, y aquí seguro que nunca hay sequía.
Como todas las grandes ciudades viven de sus monumentos y arquitectura, y todo hay que decirlo, en Lisboa hay muy buenos ejemplos de ello, muchas plazas y sus esculturas recordando algún motivo de su historia.

( Monasterio de los Jeronimos - No veas como viven aquí los curas... )
( Se parece o no a la Sagrada Familia ? - Estos monjes listillos..., si Gaudi levantará la cabeza...)
Lisboa es muy grande, y tiene muchos barrios, algunos modernos y sin importancia cultural alguna, y otros mas viejos, llenos de cuestas y bajadas que por eso entiendes que hayan tantos tranvías y autobuses y metro por todas partes, que a decir verdad, tienen una red de transporte público genial, no te daba tiempo ni a fumarte un cigarrillo que ya venia el siguiente tranvía...
Para todo buen catalán que se precie, la comida era baratisima, y el surtido en bacalaos y pescados es envidiable, así como toda la gama de vinos, desde el verde hasta el tinto no tienen desperdicio, una cerveza increíble, la Super Bock, que hizo mis delicias en esas caminatas de turista a pleno sol, y el café a 60 céntimos me hacían parecer el rey de Roma, pero sin corona.
( ¿ Quien será este tío tan guapo que hasta la cámara tiembla de verle ? )
Hay teatros por todas partes, y la variedad de museos también me dejó fascinado, siendo el domingo día gratis en muchos de ellos. Casas culturales y centros sociales habían un montón, así como iglesias y centros donde se imparten todo tipo de actividades, desde deportes hasta bailes tradicionales.
( Casa cultural de Alentejo - Región al sur de Portugal de estilo morisco, parecido a la Alhambra )
Hay muy buenos parques por toda la ciudad, y los arboles, que son mi debilidad, son impresionantes, nada de plataneros cutres como en Barcelona, sino todo tipo de especies de unas dimensiones y exuberancias dignas de mención, en el jardín botánico vimos especies rarisimas, y algunos tan grandes como los que vi en Cadiz, no se si centenarios pero si magníficos.


La noche es tremenda, y en el Barrio Alto el botellón es el pan de cada día, bares por todas partes, de dimensiones ridículas y todo el mundo, miles de jóvenes y no tan jóvenes en la calle, en la puerta de los bares privando como posesos, hablando en grupitos pero todos juntos, muy tranquilos, sin liarla, ni cantando ni gritando, pero pasándoselo en grande, y esquivando a los vendedores de drogas, que pululaban por doquier, identificandote como español como el que está acostumbrado a tratar con todo tipo de turistas.
Para ser fiel a mi estilo, reivindicar un poco y así ya despedirme, diré que el sistema integrado de transporte público es fantástico, ya que no tienes que ir comprando targetas de metro y bus cada dos por tres, sino que allí se recargan, con el consiguiente ahorro de papel, tinta y además mas barato, así que vayan cogiendo ejemplo nuestros gobernantes...
( interior tranvía antiguo )