lunes, 6 de febrero de 2012

HERMANOS DE LOS HOMBRES ( 2 )

CAPITULO SEGUNDO:
Olor a jazmín; hija mayor de Veloz

Un hilo de luna hizo su aparición tras las ultimas montañas que días atrás tanto trabajo nos costó cruzar.
Mi madre estaba a punto de dar a luz, y los hombres no aflojaban el ritmo, así que mi madre sufrió mucho hasta llegar al claro donde ahora estamos pasando la noche.
Todos nosotros sabemos que cuando la luna crece, las aguas se revuelven, y también los niños nacen antes, empujados por la fuerza lunar, que todo lo puede.
Quizás sea por eso que los hombres forzaban tanto la marcha.
O quizás fuera por el hambre que teníamos, y el frió que la noche producía, en la estación de las lluvias.

Mi padre nos estaba esperando con el fuego preparado y algo de comer que había conseguido cazar.
A mi padre le llamaban Veloz, y siempre llegaba primero a los sitios, advirtiéndonos de cualquier peligro que nos pudiera amenazar y escogiendo las mejores rutas, pensando siempre en nosotros, los niños, aunque esto solo nos lo decía a nosotros.

Después de cenar mi madre empezó a tener dolores de parto, y las mujeres ayudaron en lo que pudieron, pero lo gritos que daba y las caras de los hombres no auguraban nada bueno.
Mi padre lloraba y yo estaba aterrorizada con la idea de perder a mi madre.
Pasamos toda la noche en vela y con la luz del alba mi madre apenas agonizaba ya, y los hombres hablaban de emprender la marcha, dejando a mi madre a cargo de mi padre, para que se ocupara de ella.
Yo no quise irme con ellos y decidí quedarme con mi padre, hasta el ultimo momento, y así poder despedirme de mi madre, la pobre, que tanto sufría y tanta sangre derramaba.

Mi padre se puso a excavar un agujero en la tierra, debajo del árbol mas grande que había cerca de nosotros, y yo acariciaba los cabellos de mi madre, inerte o por lo menos eso es lo que parecía.
De pronto escuchamos ruidos de pasos detrás de unos arbustos, y allí mirándonos con sorpresa, vimos a uno de esos seres que tanto temíamos y que tanto se parecían a nosotros.
Mi padre vino corriendo con una piedra en la mano a protegerme, y aquel ser en lugar de retroceder, dio unos paso hacia nosotros, mirándonos a los ojos con una mirada tan penetrante,que enseguida comprendimos que nada malo nos iba a hacer, mas bien todo lo contrario.
Alzó a mi madre en alto, con una fuerza extraordinaria y tras ponerle los dedos en el cuello, se la ofreció a mi padre para que la sujetara.

Allí arrodillado con las manos dentro de mi madre, no parecía tan fiero como las historias que contaban los hombres.
A mi aquel ser me gustaba, tenia algo de mágico y de tierno a la vez.

Con una habilidad increíble extrajo de su fardo colgado a la cintura una piedra cortante con la que hizo una abertura en aquel charco de sangre que era la cintura y las piernas de mi madre y sin pensárselo dos veces introdujo las manos en ella, y para sorpresa nuestra vimos como de allí salia una criatura llorando y al momento sacaba otra.
Mi padre no podía apartar la vista de los niños y yo estaba como paralizada con la boca abierta, observando como aquel ser había conseguido extraer a dos hermanos mios vivos de un cuerpo, el de mi madre,que mi padre en breve iba a enterrar minutos atrás.

Tras cortar los cordones umbilicales y dejar a los bebés en el suelo, se quitó una de sus pieles, y tras limpiarles un poco la sangre los envolvió en ellos.
Mi padre aun seguía aguantando de los brazos a mi madre muerta y yo seguía inmóvil, sin poder mover un solo músculo del cuerpo.
El, el ser tan parecido a nosotros le quito de los brazos a mi madre, y tras colocarla con cuidado en el agujero ofreció los bebes a mi padre.
No pude entender que fue lo que le dijo, pero tanto mi padre como yo reaccionamos por fin y fuimos conscientes de lo ocurrido.
Antes de desaparecer por donde había venido, me miro a los ojos y aspiró profundamente por la nariz y pude observar una expresión de paz y tranquilidad, que jamas olvidaré.

Llorando abrimos la piel con los niños dentro y para sorpresa nuestra vimos que eran dos niñas, iguales.
Nos miramos un momento y nos pusimos a reír de alegría, pues nunca habíamos visto nada parecido y no esperábamos tener a ningún bebé en los brazos, ya que mi madre hacia nada que había muerto y pensábamos que lo que llevara dentro también.
Gracias a aquel ser, ahora eramos de nuevo felices, aun habiendo perdido a mi madre, pues sabíamos que tendríamos que ocuparnos de las dos gemelas.

Nos pusimos en marcha, mas despacio de lo normal, pero a buen ritmo, pues sabíamos que tendríamos que llegar con el grupo antes de que las gemelas pidieran comida, nuestra única preocupación en estos momentos.
Ninguna mujer del grupo estaba amamantando así que tendríamos que hablar con Tuk para ver de donde podríamos sacar leche o algo similar para alimentarlas.
Llegamos al mediodía con ellos, estaban preparando venado, para suerte de todos, alguien lo habría cazado horas antes, pues estaba ya descuartizado y Tuk estaba ahumando las partes magras del animal.

Al llegar con ellos la alegría fue infinita, pues nadie esperaba vernos llegar con la piel cargada con dos bebes, idénticos para mas extrañeza de todos.
Enseguida Tuk fue a buscar bulbas de una planta que crecía bajo los arboles, la cual era lechosa y de ella se podía extraer un flujo alimenticio apropiado para las criaturas.
Mi padre y yo nos pasamos el resto de la tarde dándole de beber aquella sustancia blanca a las niñas, hasta que quedaron dormidas profundamente.
Caraquemada, dio ordenes de establecernos unos días en la zona, a pesar del frió que hacia, pues teníamos comida y con los bebes no podíamos recorrer demasiadas distancias, sin pararse cada dos por tres a darles de comer.

Al quinto día de su nacimiento, la luna alumbraba con mas claridad la noche, y tras haberlo preparado todo para la partida del día siguiente, Piedra rápida, hijo de Tuk, nos dio el aviso de que veía a lo lejos una columna de humo.
Eso significaba que había hombres cerca o se estaba celebrando un ritual de los otros seres.
Mi corazón se encogió solo de pensar que podía volver a ver a aquel ser, y mi padre me miró con preocupación, pues sabia que  los hombres no se habían creído la historia verdadera de lo ocurrido con las gemelas.
Ellos pensaban que si el Ser nos había ayudado y ofrecido una piel, era porque querría algo a cambio, y estaban todos en guardia por si aparecía para cobrarse la deuda.

Caraquemada ordenó a Sombra de noche que fuera a investigar, y si mi padre no hubiera tenido al cuidado a sus hijas también habría ido él cien metros por delante.
Con la salida del sol nos dispusimos a conocer a aquellas gentes, pues la necesidad de comida abundante y refugio nos obligaban a ello, llevábamos mas de una estación entera sin relacionarnos con otros hombres, en nuestra penosa travesía en busca de un lugar donde establecernos.

Yo me había criado en las fértiles llanuras del sur, pero la gran sequía nos obligó a abandonar nuestro poblado hacia el norte, en busca de caza y un lugar tranquilo.
No encontrábamos nada de eso en nuestra odisea, y la comida que conseguiamos obtener no era suficiente.
Por eso esta vez decidimos salirnos de la ruta norte y visitar a aquellas gentes, pues parecía que llevaran allí tiempo viviendo, la cual cosa quería decir que a lo mejor nosotros también podríamos vivir por allí cerca.

Nos recibieron con ramas de arboles afiladas y nos rodearon como si nos estuvieran esperando.
Mi primera impresión fue que esas gentes, hombres sin duda, eran mas altos y rubios que nosotros y su poblado apestaba a podrido.
Cuando vieron que nuestras intenciones eran nobles y tras ver a mis dos recientes hermanitas, nos ofrecieron comida y cobijo, por ese día al menos.
Escuché cuando entramos en sus increíbles casas que por allí no rondaban aquellos seres tan parecidos a nosotros, pues eran tierras frías y lluviosas y ellos por allí no podían celebrar sus rituales nocturnos, así que podíamos estar tranquilos.
Me sorprende observar como todos los hombres desconfían de estos seres, mas aun cuando apenas nos atacaban y si lo hacían nadie tomaba daño alguno, simplemente nos robaban, por así decirlo.
Supongo que yo soy joven para entrar en valoraciones materiales, pero por lo visto a los mayores sus pertenencias tenían mas valor que la vida misma.
Pues nadie hablaba tan mal, por ejemplo de los lobos, tigres u otros animales, que cuando nos cruzábamos con ellos nos hacían tal sangría en numero de víctimas mortales, que todos pasábamos días enteros lamentado las perdidas humanas.

La cuestión es que Caraquemada informó de lo sucedido cinco días atrás y aquellas gentes no se lo podían creer, no podían dar crédito a que la amenaza se cerniera sobre ellos.
Mi padre habló con autoridad y dijo que no nos hizo ningún mal e incluso nos ayudó, y todos sin excepción alguna sacaron la misma conclusión: Si ese ser os había ayudado es porque en breve vendría por aquí a quitarnos la comida, las pieles o las herramientas con las que cazaban.
Rápidamente formaron una cuadrilla de seis hombres armados con aquellas ramas afiladas en busca del intruso.

Estuvimos varios días con aquellas gentes, tiempo suficiente para enseñarles un poco de higiene con las pieles y ellos a nosotros la construccion de aquellas fabulosas viviendas, sin necesidad de recurrir a las que nosotros hacíamos, tan vulnerables en días de lluvia y viento.
Llegaron los hombres que salieron a la captura de aquel ser, mi querido ser que salvó la vida de mis hermanas, y para alegría mía no lo encontraron por ninguna parte, ni siquiera sus huellas.
Reemprendimos la marcha despidiendonos de aquella gente, y al segundo día de travesía nos arrepentimos de haber estado allí con ellos.
La misma expedición de seis hombres armados que había salido a cazar a aquel ser, nos obligó a punta de rama afilada y pillándonos desprevenidos en plena noche a darles todas las pieles que llevábamos, incluida la que nos dio el ser para cubrir a las gemelas.
Nuestros hombres se resistieron como pudieron y Piedra rápida lanzó una roca redonda a uno de ellos cuando se nos echaron encima, la cual cosa propició que le hirieran con la rama en una pierna y amenazaran con matarlo si no obedecíamos.
Tal como llegaron en silencio, se fueron sin hacer ruidos, y nos dejaron indefensos ante el frío de la noche y con Piedra rápida sangrando abundantemente.
Lo único que se nos ocurrió fue vendar como pudimos aquella pierna y encender una hoguera lo suficientemente grande para poder pasar la noche.

Acurrucados unos con otros y medio desnudos, pues solo  nos dejaron las ropas de venado que utilizábamos para la estación cálida, lloré desconsoladamente nuestra mala fortuna.
Confiamos es unas gentes que nos traicionaron.
Seguro que aquellos seres no eran ni por asomo, tan malos como nuestros propios congéneres, o eso quería creer yo.

Al día siguiente, casi temblando de frió, todos a excepción mía y de las gemelas y Piedra rápida, salieron con urgencia en busca de algo con lo que combatir el frió.
Los hombres para entrar en calor la noche anterior habían fabricado aquellas ramas afiladas con la intención de conseguir caza de algún tipo, o para vestir o para comer.
Nosotros la caza la conseguiamos poniendo trampas o lanzando piedras, o cuando estábamos cerca del animal degollandolo con nuestras piedras afiladas.
Piedra rápida se lamentaba de no poder ir con ellos, pues sabia que era el mejor tirador del grupo.
A mi me tocó consolarlo durante un buen rato, mientras daba las ultimas bulbas que me quedaban a las niñas.
Tuk y mi padre tendrían que buscar mas por donde fuera, si no el problema iba a ser grande.
Desconsolada, saqué mi bolsita de hojas de jazmín y restregué a las niñas y a mi misma para que el olor nos tranquilizara.
A Piedra rápida también le ofrecí, pero el me dijo que no quería tranquilizarse, sino mas bien lo que quería era venganza, recuperarse y vengarse de la traición.

4 comentarios:

Bosón de Higgs dijo...

Buen relato Jocavi,supervivencia pura y dura,que tiempos aquellos,los principios de la evolución humana,todo desconocido y rodeado de misterios.Has relatado una cesárea que curiosamente hoy en nuestros días también se realizan pero con una favorable evolución que permite seguir viviendo a la madre con una porcentaje muy elevado.En tu relato muestras a diferentes grupos y cada uno sobrevive con sus medios y sus conocimientos donde la vida y la muerte están muy estrechamente unidas debido a todos los peligros diarios.Debieron ser tiempos muy duros para los que les tocó vivirlos y donde el trabajo colectivo era indispensable para poder sobrevivir,a ellos para bien o para mal le debemos lo que somos.Y ya veo que la venganza también es tan antigua como la vida humana.Gran relato,un abrazo Jocavi.

jocavi dijo...

Boson:
Tiempos duros y llenos de efervescencia, donde cualquier matiz diferente se aprendia.
La forja del hombre podria haber sido muy distinta si no hubieramos sido los unicos habitantes bipedos del planeta, entonces hubieramos tenido que compartir y quizas someternos o quizas no, lo que está claro es que las cosas seguro que serian diferentes a las de ahora, tanto en lo personal como en lo colectivo.
Sigue leyendo los proximos capitulos, esperan sorpresas.
saludos

Amylois dijo...

Uy que interesante!! voy a buscar el primero!!! Se me habrá pasado.

Anónimo dijo...

Sigue J. está precioso y muy interesante, tiempos pasados duros, muy duros, creo que los de ahora, tampoco le van a la zaga.

Malos tiempos amigo, muy malos, yo sigo aquí, a tu lado.

Abrazo