sábado, 28 de enero de 2012

HERMANOS DE LOS HOMBRES

 CAPITULO PRIMERO
Sombra de noche; mano derecha del lider de los hombres

Los hombres empezamos a unirnos en grupos.
No eramos demasiado numerosos, pero colaborabamos por el bien común.
Las tribus de aquellos seres tan parecidos a nosotros eran por lo general anárquicos, y cada uno de ellos luchaba por su interés individual.
Estaba claro que conquistarían el margen del rio, allí donde las praderas eran abundantes en la caza de animales y en la recolecta de frutos y verduras.
Cualquiera de ellos era superior, tanto física como psiquicamente a cualquiera de los hombres, pero su mayor defecto era que no se unían unos con otros sino era solo para reproducirse o para bailar alrededor de las hogueras.

Esta circunstancia enseguida fue captada por el líder de los hombres, que rápidamente comprendió que seria la única ventaja que tendrían para apoderarse del territorio.
Era bien sabido que entre cuatro o cinco hombres, eran capaces de acabar con uno de aquellos seres, tan parecidos a ellos y a la vez tan lejanos, tanto en sus costumbres como en sus acciones.
Los ataques debían ser programados a la luz del día, cuando todos ellos iban a su libre albedrío.
Por la noche seria un error acercarse a ellos.

Danzaban como poseídos alrededor del fuego, triturando extrañas raíces y bebiendo extrañas aguas, mezcladas con la pasta que obtenían de ellas.
Una vez vio con sus propios ojos a un hombre probar aquellos brebajes.
El pobre enloqueció al instante y acabó su vida revolcandose por el suelo con terribles dolores y gritos de pánico.
Desde aquel día comprendió que aquellos seres estaban hechos de una naturaleza distinta, pues ellos sí toleraban aquellas bebidas e incluso se podría decir que eran vitales para ellos, pues cada noche, justo al oscurecer el día, como si de una llamada silenciosa se tratara, todos volvían de sus quehaceres solitarios para reunirse en torno a la pira de leña, que previamente uno a uno iban abasteciendo de maderas por su cuenta.

También era raro observar como todos, sin excepción alguna, de sus fardos de sus vestiduras, sacaban las herramientas para moler y triturar las raíces, que casualmente habían conseguido por si mismos.
Era como si durante el día cada uno supiera perfectamente lo que tenia que hacer en solitario para luego reunirse y danzar como enloquecidos.
Estaba claro que fuese como fuese, nada de eso tenia importancia para los hombres.
 Estos seres no dudaban en apoderarse de la comida y las pieles que nosotros los hombres tanto trabajo nos costaba conseguir.

No lo hacían siempre, pues cuando podían ellos mismos cazaban y se fabricaban sus pieles, pero a veces el día no acompañaba a alguno de ellos y entonces llevados por el hambre y el frío nos atacaban.
He de decir que ellos raramente mataban a los nuestros, simplemente nos intimidaban y si nos resistiamos usaban la fuerza para conseguir su objetivo, pero nunca o casi nunca nos hacían mas daño que una simples magulladuras.
Sabían perfectamente que eran superiores a nosotros, y por raro que parezca no nos tenían miedo, ni por lo que hacíamos ni por lo que dejáramos de hacer.
Incluso parecía que nos tuvieran estima, como a los demás animales que habitaban el territorio.
Nosotros para ellos eramos simplemente un recurso al que recurrir cuando se sentían amenazados por las inclemencias del tiempo.

No construían hogares ni ocupaban cuevas y dormían donde les llevara la danza de la noche, unos aquí y otros allá, como auténticos desconocidos.
Hablaban poco, y cuando lo hacían era con voces guturales, mas para advertir de un peligro o señalar la zona de la hoguera.
Por supuesto cuando entraba la noche y tomaban aquellas pócimas, sus murmullos se oían a cientos de metros de distancia, como si de una gran oración común se tratara.

Nuestro grupo de hombres se formó sin necesidad de proponérselo, enseguida comprendimos que o nos uníamos o no podríamos hacer frente a la conquista de aquel fertil territorio.
Claro que podríamos haber buscado otro sitio, pero estábamos cansados de andar de aquí para allá durante la época de las sequías, y nuestras necesidades eran establecernos y construir aquellos hogares que utilizaban los habitantes de las lagunas, allí en el norte, donde el barro y los troncos de los arboles eran abundantes.
Gracias a aquella incursión que por error realizamos cuatro estaciones atrás, cuando errábamos buscando comida y calor por las tierras frías del norte de la tierra, y gracias a la colaboración que tuvimos con aquella raza de hombres que habitaba las lagunas, aprendimos o mas bien nos enseñaron a construir aquellos fabulosos hogares.

Nosotros a cambio les enseñamos a curtir las pieles de los animales, pues ellos apestaban a podrido.
Estuvimos a punto de morir todos, mi mujer y mis dos hijos, Cara quemada y sus dos mujeres, Veloz y sus hijas y Tuk, el cocinero, con su mujer sus dos hijos y sus dos hijas.

Vimos humo abajo en la montaña, y no dudamos en acercarnos.
Cara quemada me mandó a inspeccionar, y cuando vi que eran hombres parecidos a nosotros, aunque mas rubios y claros y  altos, decidimos entablar comunicacion.
Por suerte nos entendimos al momento, bien es cierto que cuando nos vieron acercarnos nos amenazaron con ramas de arboles puntiagudas y nos obligaron a tirarnos al suelo amenazándonos.
Cuando comprendieron que eramos inofensivos nos ofrecieron agua y pescado y nosotros respondimos con lo poco que nos quedaba de comida.
Fue una suerte que Tuk ahumara semanas atrás aquel venado que cazamos, y aun nos quedaban unas raciones.

Cuando cayó la noche de aquel día nos invitaron a pasar a sus hogares, para sorpresa nuestra, pues nunca antes habíamos visto cuevas como aquellas.
Como ya he dicho eran construcciones de barro y troncos, algo para nosotros inaudito.
Aquella gente nos dijo que por aquellas tierras no habitaban los otros seres tan parecidos a nosotros, pues eran tierras muy frías y lluviosas.

jueves, 26 de enero de 2012

CON UNA NOVELA ME CONFORMO


He de reconocerlo:
Leo poco, ahora leo poco.
He leído mucho durante estos últimos años, pero las circunstancias han cambiado y ahora apenas encuentro el momento para leer.
Y es que leer tiene sus normas, al menos para mi.
Si no estoy cómodo y relajado no puedo leer bien, y lo que es peor, no puedo leer en casa.
No por nada, sencillamente que me acostumbré a leer en los trayectos de casa al trabajo y del trabajo a casa y en los descansos del trabajo y ahora que estoy en paro y con una niña pequeña en casa, pues sencillamente me cuesta mucho.
Igualmente lo intento, pero pierdo el hilo, y leer tiene una norma básica, la constancia, para no perder el hilo del libro.

Me acuerdo de cuando empecé con los libros, primero unas novelas, luego algo de divulgacion, seguí con la auto ayuda, hasta que me desquicie por completo, y empecé a leer a los clásicos, entendiendo que muchos no son tan buenos como dicen.

Al cabo del tiempo empecé a leer libros que me enseñaran cosas, algo nuevo que aprender, hasta que descubrí que me aburría como un caracol en una acera y regresé a las novelas.


Las novelas tienen algo de absurdo, y es que no aprendes nada, simplemente te distraes leyendo.
Me aburre la gente que me dice:
- ¿ Tu lees mucho no ? Entonces debes de saber mucho.
A lo que contesto que cada día se algo menos, que no por mucho leer se aprende demasiado.


Lo único que se aprende, a mi entender leyendo, es que vuela la imaginacion, te vas a ciudades de otros mundos, conoces a personajes que bien podrían ser tus vecinos y te das cuenta que es preferible ir con los buenos que con los malos.
Mas que nada porque estos últimos siempre tienen final atroz....


Yo con una novela me conformo para ser feliz, siempre y cuando sea buena claro.
El problema de los que no leen es que creo yo que nunca han cogido una buena novela.
Pues a mi me pasa que cuando cojo alguna mala se me quitan las ganas de volver a leer.
Es por eso que a veces recurro a los autores que nunca fallan....
No citaré aquí los que a mi me gustan, pues cada uno tiene los suyos, y eso es importante, pues así somos todos diferentes.


Me jode recomendar a un autor y que luego me digan que es una mierda o que tengo el gusto atrofiado.
Así que lo único que recomiendo es que se lea, lo que sea, pero que se lea y que se aprenda a conquistar el mágico universo de la literatura, que es fantástica.


Leer te abre la mente, mas que enseñar algo, te abre alguna puerta del conocimiento que teníamos cerrada en nuestra cabeza y automaticamente te fusionas con el autor, o con el personaje, o con la trama, o con lo que sea, pero hay un momento en la lectura que pierdes la noción del tiempo y solo quieres seguir leyendo...
Hasta molesta cuando te interrumpen, lo cual quiere decir que la lectura es básica para nuestro crecimiento.


Yo con una novela me conformo, al final me cansé de tanta erudición barata y tanto estudio previo a la escritura.
Me cansan los datos y las fechas que los autores ponen para dárselas de sabios y me cansa tanta historia, pues recordemos que la verdadera historia nunca se ha escrito, que la historia que podemos descubrir en los antiguos textos la escribieron los vencedores o mas bien los que quedaron vivos y obligados a escribir lo que los que mandaban querían.


Pensar en que seria de nuestra sociedad si algunos libros hubieran quedado fuera de la hoguera de la inquisición, o de cualquier etapa  autoritaria...... Que no creeríamos en lo que está pasando, sencillamente.
si algunos libros se hubieran escrito con la historia verdadera, renegaríamos de nuestra sociedad, y por eso esos libros no existen, pues los que en cada etapa han gobernado, bien que se han encargado de destruirlos o hacerlos desaparecer....


Por eso con una novela me conformo, ya sea real o ficticia, ya sea de ahora o del futuro, o de un pasado que jamas regresará.
Os animo a todos a leer, lo que queráis.
Dicen que las personas no elegimos los libros, sino que los libros, desde su silencio llaman nuestra atención.
A esos libros son a los que me refiero que tenéis que leer, pues quien sabe que aventuras nos deparan.