jueves, 31 de diciembre de 2009


EXTREMA SENSIBILIDAD

Se encerraba en su cuarto y no quería salir.
Nadie sabia que le pasaba, apenas contaba nada, y cuando lo hacia, todo eran medias tintas, migajas de historias que mas parecían inventadas que otra cosa.

No lo sabíamos, pero a solas lloraba.
Si lo hubiéramos sabido, tampoco hubiéramos hecho nada.
Su coraza, su caparazón, era impenetrable, invulnerable.


Ninguno de nosotros se atrevía a preguntarle, a investigar, sabíamos que seria en vano, y encima nos llevaríamos una ofensa, pelea asegurada.
Así que le dejábamos a su aire, si el no quiere participar, nadie le sonsacaría lo que llevaba dentro.
Es verdad que habían días de risas y alboroto, plena euforia en su personalidad, y como amigos que eramos le dejábamos
amplificar sus emociones, si hoy se encontraba bien, a nadie se le ocurría ponerlo del revés,
no eran muchas esas ocasiones,
pero realmente hemos de reconocer ahora que eran intensas, las echamos en falta, ahora que se ha casado y distanciado de nosotros.

Sabemos que hemos sido sus amigos, los mejores quizás que ha tenido, y que ahora no nos veamos nos afecta,
pero cuando tenemos noticias de el, nos quedamos tranquilos y en paz, pues sabemos que su sino se ha realizado, mal nos pese.
Siempre que hacíamos broma a el parecía que no le gustase, aunque nunca se iba
abiertamente de nosotros, si no que aguantaba el tipo estoicamente,
ahora lo entendemos, antes pensábamos que era un amargado y un paranoico, pero aun así seguía siendo nuestro amigo, y todo se comprende y se perdona,
en esa época de amistades adolescentes lo que imp
orta es el numero del núcleo, no su polaridad.
Claro que bien mirado las bromas eran pesadas, machistas y discriminatorias, pero cuales no?
Eramos jóvenes, por no decir pequeños, y la ignorancia reina en nuestra cabeza,
aun sabiendo que a esa edad ya nos estábamos comiendo el mundo y todo era tan sencillo como pararse a imaginar y soltar por la boca lo que cada uno quería ser.
A el siempre le costaba contestar a esto, y se salia con evasivas que nos dejaban a todos al borde de la carcajada,

pues no entendíamos como podía ser tan difícil lo que uno quería ser de mayor.
Ya se sabe, buen trabajo con mucho dinero, tía buena y hacer todo cuanto no nos dejaban hacer, osea, salir hasta el día siguiente sin tener que dar cuentas a nadie, gastando todo lo que pudiéramos y mas.

El siempre parecía que esta idea se la traía sin cuidado, claro, ahora sabemos.
En cambio le gustaba hablar del campo, de la naturaleza, de pasear y subir montañas y cuando eramos capaces de no echarnos a reír y esc
ucharlo atentamente,
se le veía muy concentrado y muy serio hablando de estas cosas,
a las que enseguida alguien cambiaba rápido de
conversacion, ya se sabe que de jóvenes somos incapaces de admirar la belleza ni que nos lo muestren ante nuestras narices a no ser que sea una buena tía.
Todos empezamos a tener novia, menos el, pero aun así seguíamos viéndonos, eramos, por así decirlo leales a la amistad, y entendíamos que con esa timidez y esa capacidad para no abrirse ante los demás, le iba a ser imposible encontrar pareja nunca.
Que equivocados estábamos, pero no lo sabíamos.
De ser era justo, aunque un poco irascible, y a la que nos metíamos con el enseguida se embrabucaba y no tardaba en soltar la mano, osea, a pegarnos una buena colleja como nos pasáramos con el.

Por eso enseguida comprendimos que era mejor dejarlo a su aire, cada uno es como es.
El día fatal llegó y de que manera.
Dejamos las salidas nocturnas por las parejas y la television y nuestro contacto entre amigos se limitaban a los vermuths de fin de semana y a esas cenas caseras que tan bien sabemos organizar.

Los trabajos ocupaban nuestro tiempo y para mal o para bien lo supimos aceptar.
Todos menos el.
Sin novia y sin trabajo, se pasaba los días cabizbajo y como ya hemos hablado, encerrado en su cuarto, y esto lo sabemos por sus padres, que cuando nos ven nos lo cuentan.
Ahora Manolo es policía, policía nacional, trabaja en el cuerpo de antidistu
rbios, los que van con la porra y el casco disuadiendo manifestaciones.
Vive cerca de la capital, en un pueblo de montaña muy bonito, el sitio donde nació su pareja, Andrés, panadero de profesión.

Ni siquiera nos invitó a la boda, quizás pensaba que nos íbamos a reír de el, o simplemente no asistir, la verdad que nos da igual, ahora entendemos la homosexualidad, no como antes, cuando eramos jóvenes, pero hay personas que eso no lo entienden, creen que uno no cambia nunca.
Seguimos siendo sus amigos, aunque el ya no quiera s
erlo, y ni siquiera el hecho de ser policía nos molesta, el sabrá.
Son sus padres los que no han conseguido superar el golpe, ellos que pensaban que su hijo era un hombre y les traería muchos hijos.
Sus padres, comunistas revolucionarios que combatieron la dictadura a base de panfletos y organizando manifestaciones.
Que cosas tiene la vida, se preguntan.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Así es, la vida te da lo que quiere, no lo que tú quieres y en cuestión de hijos... ni te cuento. Me ha recordado que yo de jovencita tenía un amigo, HOracio, un chico super varonil, guapo guapo, su padre Jefe de Policía, sus hermanos todos muy machos, el pobre no se atrevía a decirlo, pero nosotras sus amigas lo intuiámos y nos lo confirmó, entonces empezamos a ayudarle, yo fui a una boda con él haciendo ver que era su novieta, el pobre siempre disimulando, sé que se fue de su ciudad y que tiene pareja y es feliz, sus padres nunca lo han aceptado.
Me voy a dormir, aún no me he acostado, hace una hora he llegado, pero no tengo nada de sueño jajaja.
Un beso J. Feliz Año, seguro que lo va a ser ¿verdad?

jocavi dijo...

Hola Calma, aunque esta historia es inventada, tiene mucho de realidad como tu bien comentas, pero no por la homosexualidad en si misma, sino por el hecho de aceptar a alguien, y en este caso sus padres no aceptaban que fuera policia, aunque cierto es que la sensibilidad homosexual es extrema, mas por las normas sociales que por otra cosa, pues no somos tan diferentes unos de otros/as, pero eso es otra historia.
Un besote

clariana dijo...

¡Hola Jocavi!
Tens molta imaginació per explicar històries. M'han conmogut les experiències que passava aquesta persona quan era nen. Es passa molt malament quan et veus diferent als altres per algún motiu. I sovint això passa en els petits, en els joves, per un o altre motiu.
I es que fins els propis pares no t'accepten o els costa acceptar-te.
La nostra societat funciona així i és de agraïr quan trobem persones que ens retornen l'esperança amb la seva comprensió. Que els Reis d'Orient et portin allò que dessitges. Petons.

Amylois dijo...

Una historia lamentable, me alegro de haber sido una gran amiga de una chica de mi clase en la egb, ella era así de especial, y nadie sabiamos mas que llamarla rara, marimacho o tortillera, hoy como adultos nos encontramos y abrazamos como uno más.
Que dura es la inocencia, y la ignorancia que portavamos antes.
Pero que maravilloso es el arte de la palabra y la comprensión.

mangeles dijo...

Interesante escrito, amigo Jocavi. La adolescencia es una edad difícil.Y por encima de todo, es la edad de la amistad. De la amistad entregada y sin dudas.Los amigos de la adolescencia son los amigos más grandes...

Besos.

mangeles dijo...

Por cierto, ser Policia Nacional (si el trabajo se hace con la profesionalidad exigible), es un trabajo estupendo para la sociedad, y para el que lo desarrolla, y digno de ser admirado.

La dictadura ya quedó lejos...muy lejos...


Más besos

loboestepario dijo...

Curiosa historia de un personaje que nunca salía de su habitación pero que sí salió del armario y de que manera,dando ostias a diestro y siniestro.Para que luego digan que los gays son unos blandos.Y su novio que repartía pan de 'leña' ,seguro.
Al margen de las bromas pienso que cada uno és como és y algunos nacen con alguna dificultad añadida y tendrán que superarla sin más remedio,ahora tendrán que ser los demás que tengan mayor o menor consideración.Esperamos la próxima entrega ansiosamente.

Anónimo dijo...

Una historia de terror extremo que refleja a la perfección a aquellos hipócritas que, habiéndose quedado sin la excusa de la inexperiencia, se dedican como adultos a repartir cínicamente su indulgencia y tolerancia... Me ha puesto los pelos de punta cuando el texto insinúa que esas personas se ponen a "disculpar" al personaje por el hecho de ser quien es y como es...
Uy qué miedo!! :D