lunes, 3 de noviembre de 2008

EL HOMBRE-MAQUINA


EL HOMBRE-MAQUINA


El Hombre-maquina trabaja todos los dias.


Es puntual, antes de levantarse ya sabe donde estan las zapatillas, no le gusta sacar el pie de la cama y encontrarse con el frio suelo, no son manias ni " malos augurios ", simplemente le da frio.

Mientras prepara el cafe echa la meadita, asi en el mismo tiempo hace dos cosas, es buen calculador.
Es bien peinado, maqueado y aseado, con el guinyo del ojo del espejo, que le da su visto bueno.
Ha escuchado la radio y ha parado en el quiosco de la esquina a comprar su diario, siempre esta informado, en las charlas con los companyeros de trabajo siempre sabe lo que tiene que decir.
Si va en coche es metodico, siempre coge las mismas calles, para en los mismos semaforos e intenta aparcar en los sitios que ya conoce.
Si va en trasporte publico elige los mismos vagones y mismos asientos, observa a la gente, tan parecida a el.
En su puesto de trabajo es pulcro, todo en orden, limpio y la faena ordenada, nunca ha tenido una queja de sus jefes y se esfuerza porque esta situacion siga asi.
Cuando esta trabajando delante de la maquina la trata con suavidad, casi con ternura, siempre la trata igual, un giro hacia la izquierda, pulsa el boton de encendido, limpia la misma parte que cada dia, teclea las mismas teclas que a diario y saca las piezas de la misma forma que siempre.
Nunca altera el orden de las cosas, para que? Siempre ha funcionado asi, y no es momento de cambiar.
Su simbiosis es autentica, no deja margen para el cambio o la improvisacion.
Con estudiada cautela organiza el trabajo, dia tras dia, es casi un autentico robot, si miraras desde arriba seria dificil distinguir el hombre de la maquina, y por supuesto a la maquina del hombre.
Sale de trabajar dejandolo todo impecable, se despide de companyeros y superiores con agradable cortesia y se dirige hacia su casa, donde le espera el ritual de la comida.
Aqui tambien el hombre-maquina se mimetiza con la cocina.
Los mismos cubiertos, misma servilleta doblada perfecta, mismos gramos de arroz, mismas calorias y su saludable pieza de fruta para el postre, todo con la perfecta conviccion de que esta haciendo lo correcto.
El se cuida y afronta cada dia la dificil tarea de equilibrarse, si por cualquier razon se ha pasado en la dieta para el no es problema, tiene estructurada una tabla de ejercicios que se dispondra ha realizar una vez concluida sus horas laborales.
De vuelta al trabajo por la tarde no hay hombre mas feliz que el al reencontrarse con su maquina.
Hasta parece que desde lejos se saluden, tan resplandeciente que queda cada dia, y tras una breve observacion detallada de cerca, gira la palanca hacia la izquierda, aprieta el boton de....
Se acaba el trabajo. No sin pena se despide de la maquina y de esos que trabajan con el.
Se siente realizado con su trabajo, aunque no tenga un cargo distintivo ni de demasiada responsabilidad, el mero hecho de sintonizar con la maquina le llena de orgullo, sabe que hay algo que sabe hacer a la perfeccion y eso es algo que no todo el mundo consigue ni en mil vidas.
Tras llegar a casa y realizar sus ejercicios, se prepara la cena con igual pulcritud que en la comida, y tras observar un poco los informativos de la tele decide que ya es hora de acostarse.
Sabe que no tiene pareja, y eso le da la libertad de no quebrantar sus costumbres y por supuesto, queda satisfecho con esta conviccion y no le corre prisa relacionarse con los demas.
Toda relacion, y el lo sabe, supone quebrantar de vez en cuando sus costumbres y eso a el le deja indefenso, como en medio de la selva, y adaptarse a la nueva situacion le da quebraderos de cabeza,
cuando piensa en su soledad solo ve virtudes y una vida correcta, no como muchos de sus companyeros de trabajo que estan siempre hablando de esto y de lo otro y de los problemas que derivan de las relaciones personales.
El cuando esta solo piensa en su maquina, en su maquinal vida y en su maquinaria cerebral, que tantas alegrias le ha dado, siendo siempre el hombre correcto y bien mirado que desde pequenyo le ensenyaron a ser,
nunca ha entendido porque se desvive la gente por hacer cada dia cosas diferentes y provar diferentes cosas, como si no tuvieran bastante con organizarse ellos mismos.
Tiene suenyos placidos, inmutables y se levanta con la sensacion de vacio, pero no repara en ello, es por eso que en seguida se pone en marcha y ya esta deseando llegar al trabajo el primero.
Hay cosas que nunca cambian, y el esta agradecido de esta situacion.
Los fines de semana que desgraciadamente no trabaja, los emplea en pensar que hara el lunes en el trabajo, como mejorar el estado de su maquina para que nada falle, y siempre llega a la misma conclusion, volver ha hacer lo mismo de siempre, que es lo que mejor resultado le ha dado.
El hombre-maquina es el perfecto trabajador y el erroneo humano que nadie tendria que ser.
La rutina es desidia y fustracion, al igual que la soledad, pero estas cosas el hombre-maquina nunca las ha aprendido, es por eso que no se da cuenta que su vida es la vida de un automata .

4 comentarios:

PinUp dijo...

Cómo me gusta mi vida desordenada, imprevisible, a veces triste, otras muchas feliz de existir...
¿Dónde iré mañana? ¡No lo se! ¿Qué más da?

Me ha encantado...

(he de decir que soy una maniática del orden y la limpieza... pero eso no es malo... no?)

Muakssssssssssss!!!!!!!!!!! ;)

jocavi dijo...

Hola pinup, no creo que sea malo ser maniatica del orden y la limpieza , siempre y cuando no reproches a quien no lo es... que ya te digo yo que somos muchos...
un besote vampirico

Amylois dijo...

Vaya vida de mierda lleva este.
Por cierto yo tengo ese salero y pimentero que se dan un abrazo.
es muy bonito y solo vale un euro en CASA.

Lycans Laqueus dijo...

Es mas común de lo que parece, esos seres humanos que se crean un círculo de seguridad que no dejan entran cosas que lo desordenen, pero... cuantas cosas extraordinarias tampoco dejan entrar. Tal vez a esos les compense.

Un lobo comiendose un pollo