lunes, 9 de julio de 2012

HERMANOS DE LOS HOMBRES ( 6 )

CAPITULO SEXTO
Sandor; hijo mayor de Tuk el cocinero

Tal como llegamos al refugio, la  tarde oscura después de la cacería, empecé a notar el influjo de la luna.
Siempre  que la luna desaparecía del cielo y volvía días mas tarde a aparecer en el, mis  emociones se acentuaban.
Soy Sandor, hijo mayor de Tuk, y aunque mi labor en el grupo es ayudar a mi padre a recolectar alimentos y buscar hierbas comestibles y aromáticas, mi padre sabe lo que me pasa, y para qué realmente he nacido.
Mi nombre significa " el que se emociona con la luna ", y aunque no siempre siento lo mismo, muchas veces percibo cosas que nadie mas puede comprender.

Aquel día llegamos agotados y empapados al refugio, después de dos días cortando carne, ahumandola y secándola, también tuvimos que hacernos cargo de las pieles de los animales, para poder vestirnos y no pasar frío.
No sirvió de nada el trabajo, pues la ropa se volvió a mojar y mucha de la carne que llevábamos se estropeó, así que sin tiempo para descansar tuvimos que volver a encender una hoguera y volver a secar las pieles y de paso ahumar mas carne.
Casi todo el grupo tuvo que salir a oscuras, iluminados apenas por antorchas y la poca luz que proporcionaba la luna a buscar leña seca para abastecer la hoguera.
La lluvia era débil, lo cual nos facilitó la misión.

Me di cuenta en seguida que algo iba a pasar, alguna desgracia, pues lo sentía así, y no dudé en decírselo a mi padre, que con gesto de preocupación me dijo que estuviera atento a las señales de mi cuerpo y que a la  mínima sensación que tuviera se lo hiciera saber.

Eramos pocos los que nos quedamos en el refugio haciendo los preparativos para aprovechar los alimentos y volver a secar las pieles, ahora mismo no sabría decir quien exactamente eramos, pues los que iban a buscar leña entraban  y salían.
El caso es que yo cada vez me encontraba  peor, la angustia que sentía no me gustaba nada y auguraba lo peor.
Un sonido seco hizo que me girara al momento a observar que pasaba, y lo que pude ver fue una enorme sombra saliendo del refugio, y a una de mis hermanas caída en la entrada, insconciente.
De un salto llegué a ella y al intentar incorporarla, la sangre manchaba mis manos.
Algo o alguien la había atacado por la espalda y le había producido una gran herida en la espalda.
Grite como poseído buscando ayuda, quizás la de mi padre, que no estaba con nosotros en ese momento, y todos los que estaban trabajando dejaron la labor para venir a nuestro auxilio.

Todos gritaban y se lamentaban de lo ocurrido, incluso algunos decían que estaba muerta, pues yacía en una mueca de dolor en mis brazos.
Yo estaba tan aturdido por lo ocurrido que lloraba desconsoladamente acariciándole sus negros cabellos.
El murmullo era tan grande que estaba perdiendo los nervios.
Mi padre entró corriendo y con un callad y apartaros se hizo cargo de la situación.
No estaba muerta, pero perdía mucha sangre,parecía el desgarro de un animal, mas que la herida de un arma.
De pronto todos fuimos conscientes de que un animal salvaje andaba cerca, y alguien dijo que faltaban algunos fardos con la carne que aun no habíamos ahumado.
Fue eso, un animal siguió nuestro rastro y se llevó su recompensa.
Mi padre taponó la herida con una piel y mojó la cara y la cabeza de mi hermana, la cual recobró el sentido  para volver a quedarse adormecida.
Sin duda de momento seguía viva.

Mi padre ordenó a mi otra hermana a cuidar de ella y con voz autoritaria llamó a mi hermano que estaba llorando en el suelo y nos mandó juntos a buscar una planta llamada Llantén, para parar la hemorragia.
Conocíamos esa planta, pero de noche iba a ser difícil encontrarla.
Mi padre nos dijo que buscáramos los arboles de las piñas, que cerca de ellos la encontraríamos.
Cuando nos disponíamos a salir entró Caraquemada con leña en los brazos y enseguida se dio cuenta de la situación.
Yo en ese momento volví a sentir algo allá afuera, como si alguien o algo nos estuviera vigilando, acechando, y dude en salir y se lo dije a mi padre en voz alta.
Mi padre me miró con desaprobación, pues no quería que nadie supiera lo de mis emociones cuando la luna crecía, pero no había tiempo para las recriminaciones, Caraquemada también se puso tenso y mandó a Veloz y a Sombras de noche a dar captura o ahuyentar a quien quiera que estuviera cerca nuestro.
Mi padre, por supuesto también fue con ellos, no sin antes coger una antorcha y una buena rama de árbol.

Salimos en busca de Llantén mas tranquilos, pero con la prisa de quien sabe que la vida de tu hermana está en juego.
Quince minutos sin éxito, y empezamos a ponernos nerviosos.
No veíamos pinos cerca del refugio, y ya no sabíamos donde buscar.
De nuevo la angustia en mi cuerpo, pero supongo que esta vez era la del fracaso, la de la inminente muerte.
Nos paramos un momento a descansar y a ordenar nuestro trayecto, tendriamos  que volver atrás y buscar en dirección contraria al refugio, creiamos haber visto pinos en el tramo del llano hacia el refugio, pero sin duda quedaba bastante lejos, aunque no teníamos opción.

Una voz entonando una melodía nos hizo agacharnos y aguantar la respiracion y poner todos nuestros sentidos delante nuestro.
A unos metros de nosotros había alguien  sentado en el suelo dando golpes en la tierra y entonando extrañas melodías.
Era uno de aquellos seres tan parecidos a nosotros, que justo en el instante en que comprendimos quien era nos miró sonriendo y nuestros corazones se serenaron al instante.
Una fuerza irresistible me empujaba hacia aquel ser.
Mi hermano que notaba que iba a levantarme  para ir a su encuentro me frenó, diciendome que hacia.
Yo le miré fijamente y le dije que teníamos que ir con el,  algo dentro me empujaba a ello.
Mi hermano que me conoce, sabe que cuando siento algo tan fuerte tengo razón.

Nunca había estado tan cerca de uno de aquellos seres tan parecidos a nosotros, pero en vez de miedo o repulsa, lo que sentía era paz interior.
Aquel ser no iba a hacernos nada malo, sino mas bien todo lo contrario.
Cuando observé lo que hacia no me lo podía creer.
Estaba machacando Llantén con alguna planta que no conocía y seguía entonando aquella extraña melodía, que ahora que reparaba en ella, de tan cerca que estaba de el, es como si la comprendiera, era como una llamada a la naturaleza, una llamada de corazón, una llamada para la curación.

Cuando las hierbas estuvieron mezcladas, las puso encima de una hoja mas grande y con gran habilidad envolvió la pasta en ella y me la ofreció, mirándome a los ojos como escrutandome.
Yo alargué las manos y dije gracias, quien eres?
No obtuve respuesta, solo un hilo de sonrisa en sus labios.
Con un gesto nos dijo que marcháramos rápido, entonces me di cuenta que sabia lo que había pasado.
Como si fuera estúpido, no lo había pensado  antes, aquel ser tan parecido a nosotros tuvo que estar observando lo sucedido, por eso yo note su presencia.
El volvió a sonreír, como si me hubiera leído el pensamiento y levantandose me cogió del hombro y me hizo la señal del acunamiento, como si estuviera meciendo a un niño recién nacido.
Interpreté que se refería a las gemelas, y sin darme tiempo a contestar, desapareció corriendo en la negra noche.
No le dimos mas importancia y corrimos a sanar a mi hermana.

Al dia siguiente me desperté con la sensacion de que  algo bueno sucedería.
Era muy raro, nunca antes había tenido sensaciones tan contradictorias en un solo curso lunar.
Pero era así, y lo primero que pensé es que estaba equivocado.
Mi hermana cicatrizaba la herida correctamente, estaba viva e incluso tenia apetito.
Tal como le pusimos las hojas machacadas se reanimó.
No dijimos nada de aquel ser tan parecido a nosotros a nadie, no queríamos quedar como inútiles y a mi padre ya habría tiempo de contárselo.
Los hombres volvieron con las manos vacías, diciendo que habían visto huellas y restos de carne esparcidas por el terreno, pero que no consiguieron dar con la bestia, fuera cual fuera quien se llevo nuestra carne e hirió a nuestra hermana.

El caso es que desperté  radiante y tras almorzar una buena ración de carne, salí a  ver la luz del dia.
Mi asombro llegó a su máximo nivel, cuando de pronto delante del refugio vi a una vaca pastando hierba, tan tranquila, incluso levantó la cabeza he hizo un mugido.
De un salto corrí hacia ella para inmovilizarla, o por lo menos que no se escapara.
Pensé en matarla pero algo  me decía que no lo hiciera.
Justo en ese momento Veloz se me adelantó y apartándome a un lado se hizo cargo de ella.
Con manos sabias hizo algo parecido a una cuerda y se la paso por la cabeza.
En ese momento comprendí que las gemelas tendrían leche para sobrevivir.
También en ese momento, y viendo a todo el grupo lanzar vítores de alegría entendí porque esa vaca estaba allí.
Aquel ser tan parecido a nosotros la había puesto en  nuestro camino para alimentar a las pequeñas.
Aquel ser tan sabio y tan bueno que nada nos pidió a cambio era mi ídolo, quería ser como el y tener los conocimientos que el tenia.
No comprendia porque odiábamos tanto a aquellos seres tan parecidos a nosotros, lo único que sabia es que yo, a partir de aquel momento quería conocer mas cosas sobre el, sobre ellos, pues me sentía en deuda y sentía que aquella manera de actuar era la que yo quería para mi.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Delicioso cuento querido Jocavi, alucino con tu imaginación, sensibilidad y creatividad, te felicito amigo y te abrazo largo, y espero lo próximo. Besos a tus retoños.