METELE UN GOL A TU VIDA

Mientras nuestras vidas son aburridas y rutinarias, nos gusta compararnos con los grandes deportistas, para hacer mas llevaderas nuestras existencias.

Apoyar a un jugador o a otro, ir con un equipo de fútbol o ver competiciones de atletismo o cualquier otra manifestación deportiva, nos hace ser diferentes, incluso parece que vayamos con el grupo ganador, desprestigiando al resto e incluso aborreciendo a otros países que no van con los que tu has elegido.

Mientras que seguimos en el sofá viendo la tele como autómatas y leyendo los titulares de los periódicos sin discernir una opinión propia que nos aleje de los grandes comentarios sociales y oficiales de los medios consumistas, nos afanamos en olvidar todos los problemas del mundo e incluso los nuestros propios, apoyando al jugador de turno y haciendo hipótesis de como podría mejorar nuestro equipo deportivo.

Como si nada mas tuviera importancia.

Y es que parece que realmente sea así.

En los telediarios las noticias humanitarias ocupan diez segundos de programación, mientras que a las deportivas se les ofrece un espacio propio, de alrededor veinte minutos por lo menos.

Y así nos sentimos felices, seguros, ahuyentando los grandes males y centrándonos en las noticias superfluas, sin valor, simples pasatiempos, que nos ocupamos nosotros mismos de engrandecer, para salir del estupor que nos produce el giro lastimoso que esta dando el mundo delante de nosotros.

La sociedad está muy bien estructurada, y los grandes medios televisivos e informativos se encargan de que no pierdas el tiempo pensando en los grandes déficits que nos acechan, en las injusticias sociales en medio mundo, para no revolucionarnos la consciencia, y de esta manera ser simples espectadores sin opción a opinión o sugerencias para un posible cambio social.

Ya se encargaran ellos de arreglarlo, tu simplemente en su día ves a votar y el ganador ya hará el trabajo por ti, tu disfruta del espectáculo deportivo, a cualquier hora y cómodamente delante de tu televisor.

En cualquier país, o en cualquier otro ricamente acomodado las cosas van así: al individuo se le cortan las extremidades con las cuales ejercer el derecho a un cambio equitativo de las riquezas y los derechos humanos, y nosotros, parte del conjunto primermundista, ya nos va bien que nos saquen las castañas del fuego, ya se supone que tenemos bastante con nuestras vidas cuadradas de trabajo y relaciones personales.

Relaciones personales que tampoco te dejan ver mas allá, pues parece que tres cuartas partes de nuestra vida nos la pasemos en un constante " me quiere o no me quiere ", no viendo mas allá del final de nuestras narices, llenas de mocos en este caso...

Porque las relaciones personales son idénticas en todos los casos, son un conjunto de aprendizajes personales, de uno mismo para consigo mismo y después ofrecer o compartir con el otro, así de sencillo,`pero parece ser que siempre se nos complican las cosas, ya sea porque tenemos demasiados caprichos o porque cada día se nos ofrece algo nuevo con lo que experimentar, probar, comprar, porque se nos educa para encontrar a un príncipe azul o princesa rosa que no existe, y que seguramente no te complementa,en cualquier caso.

A menudo nuestras vidas son frustrantes y nos complace anularnos poniéndonos en la piel del otro, del ganador, del autentico, del modelo, de ese extraño que nos gustaría ser, y que constantemente nos anuncian en la publicidad.

Nuestro fracaso individual y afectivo nos hace ser consumistas de tonterías, con el supuesto futuro de conseguir llegar a ser diferente, como lo requiere la sociedad, como esos actores de película fantástica, así de felices por siempre jamas.

Nadie nos enseña a formarnos, a reciclarnos emocionalmente para escapar del burdo engaño social, que entierra las ilusiones dentro de la caja tonta.

Tampoco queremos reconocer los errores pasados y presentes, seria como reconocer de que eres igual a la gran masa social y eso nos hace daño en lo mas hondo de nosotros mismos, con lo cual identificarse con lo ajeno es la opción mas válida para nuestra subsistencia social, buscando siempre estar a la altura de las circunstancias, a la orden del día, de la moda, de lo que se lleva.

Arrogantes y pedantes nos creemos a todas horas, sin darnos cuenta de cual es nuestra posición en la escala social: meros trabajadores del tres al cuarto, con una vida desestructurada y falta de valores, que se obstina en parecerse en el vecino de al lado, ese que según tu a triunfado en la vida.

METELE UN GOL A TU VIDA, PIENSA EN TI PARA PODER PENSAR EN LOS DEMÁS.

Eres como eres y eso te hace inigualable, no sigas los ejemplos ajenos que nada te van a aportar, y centrate en tu evolución, pues estar preparados nos hace invencibles y mas susceptibles a las injusticias mundiales, que no son pocas.