En las grandes ciudades todo se hace deprisa, hasta diría yo que se vive deprisa y corriendo.
Todo se hace a contrareloj, con unos contratos firmados con plazo de entrega, da igual el resultado, lo importante es entregarlo justo a tiempo.
En las construcciones de los edificios, de los colegios, los polideportivos, los hospitales, el mobiliario urbano, las aceras, el asfaltado, la tala de arboles, hasta en los trabajos, por mas variopintos que estos sean, todo tiene un tiempo para empezarlo y acabarlo.

No importa los metodos empleados para realizar el trabajo, lo importante es que esté acabado y cobrar por ello, y claro los materiales mientras den el pego y la obra quede bonita, como le gusta al cliente,
pueden ser mejores o peores, pero como en nuestra sociedad prima el abaratamiento de precios, la calidad de los materiales puede ser muy baja, y las consecuencias de esta economia de mercado son imprevisibles.

Como en el cuento de los tres cerditos, todos sabemos que no es lo mismo una casa hecha de tierra, que otra de paja que otra de piedras, pero a simple vista pueden parecer igual de seductoras y acogedoras,
y como apenas hay leyes que obliguen a que los materiales sean de buena calidad, pues los constructores no dudan en poner los materiales mas baratos que consiguen.
No se castiga a estas empresas judicialmente y si pasa una desgracia, solo se mira que no estuviera pendiente de arreglos ni modificaciones, dejando inmunes a los verdaderos culpables de la obra, que se limitan a enseñar los papeles conforme la obra esta acabada y en perfectas condiciones, y se le echa la culpa a los fenomenos metereologicos.

En las grandes ciudades apenas se preveen casos atmosféricos, como podrian ser inundaciones, vendavales o incendios, ni siquiera se espera que puedan haber terremotos, y mucho menos tsunamis o cosas por el estilo, como rayos , tormentas electricas o nevadas.
En las grandes ciudades predomina el pensamiento que hay seguridad por encima de todo, y todas estas desgracias solo pasan lejos de nosotros, o en peliculas de holliwood.
Y luego pasa lo que pasa, que cuando ocurre una desgracia de este tipo, nos echamos las manos a la cabeza y nos preguntamos como nos ha podido pasar a nosotros, una ciudad tan cosmopolita y tan reconocida mundialmente por todos.
Y empezamos a buscar culpables, que alguien se haga cargo de la situacion, y las instituciones se lavan las manos, al igual que los seguros, pues dejan bien claro que ante los fenomenos atmosféricos ellos no se hacen responsables, son cosas impredecibles y que nos apañemos como buenamente podamos.

Que has perdido la casa, el coche o se ha echado a perder la cosecha...pues lo sentimos mucho, no hay nada que rascar.
Solo queda esperar que la zona se declare oficialmente catastrofica para recibir algun tipo de subvención, pero claro, para que esto ocurra,
las autoridades han de evaluar los daños tanto fisicos como materiales, en vidas sesgadas por la desgracia o la destruccion total de la zona, y ni aun así estamos seguros que vayan ha hacer algo.
Vivimos efimeramente, al igual que lo son las ciudades actuales, sin pretension de lo que se construye tenga un tiempo infinito, mas bien se realizan las construcciones para paliar las necesidades de un tiempo en concreto, las generaciones que estamos y punto,

los que esten por venir que se apañen como puedan con lo que quede en pie, y asi se puede volver a construir, dar trabajo y sacarnos de nuevo el dinero a todos y cada uno de los habitantes de la ciudad, o el pais, como quieras llamarlo.
¿ Tanto costaría hacer el trabajo bien desde un principio, sopesando los contratiempos que puedan surgir en un futuro inmediato e indeciso como en el que nos encontramos?
Que diferentes somos de nuestros antepasados, que cuando hacian construcciones intentaban hacerlas para que perduraran en el tiempo, y dejar huella de su civilización.

A nosotros nos importa mas bien poco perdurar o que otras generaciones admiren nuestra creatividad y forma de vida, nosotros solo miramos hacia el presente y buscamos la satisfaccion personal inmediata, y como bien nos han inculcado, hay que hacer las cosas rapidas y sacar el mayor beneficio posible de todo lo que tocamos.
Y así nos va, que somos totalmente vulnerables a los designios del tiempo y del clima, que encima somos nosotros los culpables de estos cambios tan dramaticos que estamos sufriendo desde hace varias decadas, desde la revolución industrial, podriamos decir.
Aun habiendo sufrido una desgracia a causa del clima, no se hace nada por la prevencion de otra posible desgracia, se arreglan los desperfectos y a correr.
No hay ningun organismo que garantice nuestra seguridad y por supuesto no hay ningun organismo que se haga responsable o investigue las causas de por que han sucedido los destrozos.
Seguimos el mismo guion dia tras dia y ya no se lo que tiene que pasar para que se hago algo al respecto, es increible como dejamos en manos de la fortuna y el dinero, nuestra seguridad mas inmediata y la de nuestros sucesores.